En sus 106 metros cuadrados aproximadamente (76 útiles), este apartamento de turismo rural está enteramente destinado para alojamiento de huéspedes, exclusivamente para una única reserva, sin compartir con nadie, salvo la escalera con los propietarios.

Levantada en 1753 como abadía de la localidad, se encuentra unida por un arco a la iglesia de San Juan Bautista, con ábside románico del siglo XI.

Su proximidad a Jaca le proporciona todo tipo de facilidades comerciales y de ocio.

Prácticamente enclavada en el Camino de Santiago y su ruta del Románico, en media hora se calzan los esquís en Candanchú o en Astún (y los de fondo en Somport y Candanchú), o se tiene a mano el enorme abanico de actividades que ofrecen las altas cumbres del Pirineo y las decenas de encantadores pueblos a piedemonte. 

Un paraíso que enamora por su silencio.

Sentirse a gusto

La Casa Abadía de Banaguás posee el Sello a la Excelencia Turística en Aragón 2020 otorgado por Redaragon.com.

La CASA ABADÍA en TV

Si quieren ampliar información, pueden ver en Aragón TV el programa nº 38 de La Mirilla, donde se observa el alojamiento en tres fragmentos:
http://alacarta.aragontelevision.es/programas/la-mirilla/cap-38-02062021-2220

4 + 1 plazas

La tercera planta de la CASA ABADÍA de Banaguás dispone de wifi por fibra óptica (hasta 100 Mb/s de bajada), TV, calefacción central y extra eléctrica también en baños, agua caliente, acristalamiento “Climalit” y chimenea. Tiene, por supuesto, servicio de sábanas y toallas.

Con capacidad para cinco personas (4+1), dispone de dos dormitorios dobles (cama de matrimonio y dos sencillas juntas) más otra cama supletoria en gabinete semiindependiente (podría decirse que ofrece tres dormitorios), sala de estar unida a la cocina con chimenea y dos baños completos con ducha. 

Está perfectamente adaptado para estancias largas.

Sala-comedor

  • La sala-comedor, a modo de distribuidor de la planta, está decorada, entre otras piezas, con una sólida cadiera (butaca corrida de respaldo recto típica del Pirineo) y un inodoro de madera antiquísimo. Tiene televisor, tanto por antena como por wifi.

El Palomar

  • “El Palomar”, como cariñosamente se la conoce pues antaño lo fue, es una habitación con techo a dos aguas dotada con una hermosa cama doble de hierro. Da por una de sus ventanas al callizo que contornea la iglesia; por otra, a los bosques de la serranía del Grosín al norte a través de un frondoso laurel. Un tercer ventano era el antiguo posadero de las aves.

Las Alcobas

  • “Las Alcobas”, habitación típicamente aragonesa, se reparten entre una estancia con balcón y dos camas individuales unidas, y otra más individual suplementaria —ambas orientadas al Sur y con magníficas vistas a Peña Oroel, montaña que domina La Solana, la Val Ancha y Jaca— y un baño-suite con ducha con ventana a la plaza y a la iglesia del pueblo.

Cocina

  • La cocina ofrece lavavajillas y lavadora y está completa: nevera, vitrocerámica, campana extractora, microondas, cafetera, tostadora, hervidor, exprimidor, cubertería, vajilla, así como suficientes útiles y menaje de cocina para estancias de larga duración. Además, tiene la peculiaridad de contar con una chimenea que añade a su estética un buen tiro para amenizar las noches invernales. Por el contrario, los muy amantes de la cocina echarán de menos un horno. También ofrece plancha con su correspondiente tabla de planchar, así como dos tendederos para colgar del balcón o de una calefacción. No se facilita leña, ni se permiten barbacoas.

Baños

  • El segundo baño, cuyo uso se vincula a “El Palomar” aunque dé a la sala, se caracteriza tanto por su ventana abocinada con piedra como su poderoso lavabo artesano, también en cantería basta.

    Al igual que el otro servicio, ofrece jabón de manos, gel de baño, champú, discos de limpieza de maquillaje y secador de pelo.

Interesante

Una almohada y dos mantas adicionales por cama, cubiertas por edredones de 4 estaciones convertibles en 2 estaciones.

En estancias largas, se facilita cambio de sábanas y toallas semanal (antes lógicamente si surgen imprevistos).

La limpieza y desinfección se realiza una vez concluida la estancia; entretanto, los huéspedes son responsables del acondicionamiento del alojamiento, con aceptación expresa de esta precisión al contratar el espacio.

Curiosidades

La CASA ABADÍA de Banaguás antaño fue una abadía dependiente de San Juan de la Peña, como demuestra la placa en piedra junto a su portalón de arco apuntado con el Agnus Dei coronado, emblema del cercano monasterio. Se construyó con sillarejo en 1753, según sendas inscripciones sobre el dintel de las puertas. Se encuentra unida por un arco —resto del antiguo pasadizo de comunicación— a la iglesia de San Juan Bautista, con ábside del siglo XI.  Su fachada principal, con la ventana geminada gótica y rematada por una gran chimenea, es muy notable, si bien fue remozada con aperturas y dinteles palaciegos ajenos. Adorna la cara lateral (calle de la Iglesia) una puerta con arco de medio punto levantada en piedra sillar y con clavos ornamentales.

El mobiliario en buena parte es tradicional y procedente de Aragón; de hecho, numerosas piezas son iguales a las expuestas en el Museo Ángel Orensanz y Artes del Serrablo, de carácter etnográfico. Las puertas, antiguas y talladas, unas son originales de la antigua abadía y otras pertenecieron a casas-palacio de la comarca. Los suelos son de barro cocido, muy singulares. Todos los techos tienen la viguería vista original, salvo en “El Palomar”, oculta tras paneles de madera. 

En resumen, una casa con historia y autenticidad, con el confort del siglo XXI.

¿Qué pasaba en 1753, mientras se edificaba la Casa Abadía?

Mientras Benjamin Franklin inventaba el pararrayos, el Canal de Castilla, prodigio de la ingeniería hidráulica española, comienza su construcción. El naturalista sueco Carlos Linneo publica su «Species plantarum», que aún hoy sigue empleándose para la nomenclatura botánica y la clasificación científica del reino vegetal. El Reino Unido proclama el 1 de enero como día de Año Nuevo, tras adoptar el calendario gregoriano el año anterior, vigente en España desde el siglo XVI.

Para leer

  1. La Casa Abadía y la iglesia de Banaguás aparecen ampliamente descritas, tal y como eran en los años 50 del siglo XX, en tres capítulos (8, 13 y 17) de la novela «También muere Manceñido», de Ramón Carnicer. Asimismo, en la colaboración de Ricardo Mur Saura, erudito y antiguo párroco de Banaguás, en el libro «Mosen, historias de curas en el Pirineo aragonés» (pág. 226 y ss.)
  2. El filólogo Manuel Alvar, en su autobiográfico «El envés de la hoja», relata deliciosamente sus encuentros con Mosen Feliciano, párroco entonces de Banaguás, en busca de palabras dialectales aproximadamente a partir de 1945.
  3. También puede destacarse la elección de la CASA ABADÍA para ilustrar esta noticia (©DIARIO DEL ALTO ARAGÓN y EL PIRINEO ARAGONÉS):  SIPCA_INCORPORA_3_000_FOTOS_-_CASA_ABADIA_ILUSTRA_LA_NOTICIA.pdf
  4. Asimismo, se reproduce la ficha de la CASA ABADÍA en el SIPCA (©SIPCA, SISTEMA DE INFORMACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL ARAGONÉS):  CASA_ABADIA_-_SIPCA_FICHA_reducido.pdf
  5. Finalmente, cabe reseñar la reproducción de la chimenea principal de la CASA ABADÍA en el libro «Humos de nuestro recuerdo, viejas chimeneas de La Jacetania», de Rafael Margalé e Irene Taulés (Taumar).